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«Emilio Barbarigo. Titán de la industria veneciana, terror de los bajos fondos.»
Shaun Hastings, en la entrada sobre Emilio en el Animus 2.0[fte]

Emilio Barbarigo (1421 - 11 de septiembre de 1485) fue un noble veneciano perteneciente a la estirpe de la familia Barbarigo y que fue un miembro importante de la resurgida Orden de los Templarios de la Italia del siglo XV, durante los primeros años del movimiento renacentista. Convirtiéndose en un titán de la industria veneciana, Emilio invirtió su capital en el fortalecimiento de la seguridad social y económica de la república, eventualmente pasando a ser un magnate independiente de su familia, manejando inmensurables cantidades de dinero que lo hicieron el centro informal del poder de la Serenísima República alterno al Consejo de los Diez.

Para 1478, Emilio recibió la tarea de suministrar armas para la Conspiración de los Pazzi, una estrategia trazada por los líderes Templarios Sixto IV y Rodrigo Borgia para derrocar al príncipe florentino Lorenzo de Medici. El intento de golpe de Estado llevado a cabo por la familia Pazzi fracasó rotundamente, y el patriarca se vio obligado a excusarse por su negligencia ante Emilio y Borgia, quienes traicionaron al noble florentino por sus ineptitudes.

Emilio Barbarigo regresó a Venecia para 1485, a sabiendas de que el Asesino Ezio Auditore da Firenze rondaba los estados italianos en busca de los principales nobles y caudillos Templarios. En Venecia, Emilio buscó desplazar a los mercaderes independientes de la ciudad y librar únicamente mercado presidido por él. Esto le provocó una confrontación con el Gremio de Ladrones de Antonio de Magianis, quien trazó un plan junto a sus subordinados para asesinar a Emilio, pero este fue frustrado.

Posteriormente, Ezio Auditore acudió a Venecia y se involucró directamente en los planes del Gremio, lidiando con varios de sus problemas y preparando una nueva ofensiva contra el poder de Emilio. El noble veneciano, ignorando estos hechos, se reunió con su colega Carlo Grimaldi en el Palazzo della Seta, quien le advirtió del peligro en que se encontraba. No obstante, antes de que pudiera tomar alguna decisión efectiva, Emilio fue asesinado dentro del palazzo por Ezio Auditore.

Entrada en la base de datos[]

"Fecha de nacimiento: 1421.

Ocupación: jefe del gremio de los mercaderes, noble.

Emilio Barbarigo

Imagen de Emilio en la base de datos de AC II.

Emilio Barbarigo. Coloso de la industria veneciana, terror de los bajos fondos. Ayudado por su poderosa familia, se hizo amo del comercio usando estrategias tales como eliminar a sus competidores y presionar al gobierno. Financió a la guardia de Venecia prácticamente él solo, lo que mantuvo las calles limpias y él se libró de pagar impuestos. Emilio afirmaba ser partidario de la república. Lo malo es que, cuando uno controla a la guardia, elegir gobierno es... innecesario. Tan inútil como la oposición".

Biografía[]

Magnate veneciano[]

«Ayudado por su poderosa familia, [Emilio] aseguró el comercio mediante prácticas de negocios inteligentes como eliminar a la competencia e incidir en el gobierno para su conveniencia. Además, fundó la fuerza policial de Venecia casi individualmente, manteniendo la seguridad en las calles y librando a sus finanzas del pago de impuestos.»
―Shaun Hastings, hablando de Emilio Barbarigo[fte]

Emilio Barbarigo nació en 1421 como uno de los descendientes de la Casa de Barbarigo, la principal dinastía de nobles de la Serenísima República de Venecia durante el siglo XV. Era primo de Silvio Barbarigo, Marco Barbarigo, y Agostino Barbarigo, que, al igual que él, fueron ejerciendo el estatus que adquirían de su familia durante su vida de diferentes formas, e ingresaron en algún momento en la resurgida Orden de los Templarios.[1]

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Emilio respaldando financieramente a la Policía Veneciana.

Aunque sus diferentes primos y familiares estaban principalmente interesados en adquirir el poder político, pues Silvio había logrado hacerse con las propiedades y la influencia de su tío, y los hermanos Marco y Agostino habían sido criado desde niños para aspirar a un importante puesto de gobierno en la República, Emilio mostró un interés en participar directamente en el control de la economía de la ciudad, y su principal labor en vida constituyó el dominio pleno y prepotente del comercio veneciano en todas sus formas, logrando imponerse como el principal brazo militar de los Barbarigos que ejercía de manera informal y alterna al Consejo de los Diez, y libró el control opresivo de la sociedad de clase menor en la Serenísima impidiendo a mercaderes pobres poder trabajar sin su expreso permiso y control, y asegurando todos sus fines y la preservación de sus intereses al fundar en gran parte la Fuerza Policial de Venecia, contratando a mercenarios y soldados para que garantizaran la seguridad de la ciudad, aunque lo que más buscaba era una facción militar que siempre diera la cara por sus intereses.[1]

Esta forma de pensar y de actuar provocaron que Emilio fuese respetado y temido por todos aquellos hombres de poder en Venecia que no estuviesen involucrado directamente en su calaña, o que no formasen parte de su familia, a diferencia de Agostino, quien en varias ocasiones había discernido del pensamiento genérico sostenido por sus parientes. Emilio logró evadir los impuestos en todas sus inversiones por medio del control del mercado veneciano, y también aseguró que toda la seguridad militar de la ciudad dependiera de la economía por él ejercida, lo que lo llevó al punto de contradecir a la república en su mero ideal cuando eludía a la justicia para resolver problemas, y se mostró despótico y autoritarista cuando lidiaba con enemigos políticos o posibles obstáculos para su carrera.[1]

La Conspiración de los Pazzi (1478-1480)[]

Jacopo: «¡Es culpa de Francesco! Su impaciencia lo volvió temerario. Yo siempre busqué… en lo posible de ser la voz de la razón.»
Emilio: «Será la voz de la cobardía…»
Jacopo: «¿Ahora usted quiere hablar, Signor Barbarigo? Si tan solo nos hubiera enviado armas de calidad y no esta basura que los venecianos piensan que es armamen—
Borgia: «¡Ya basta! ¿¡Depositamos nuestra fe en su familia, y nos corresponden con ineptitud e incompetencia!? Luego, cuando se le pide que dé la cara por sus actos, ¡inventa pretextos y nos insulta! ¿Cómo esperas que responda?»
— Emilio Barbarigo y Rodrigo Borgia traicionan a Jacopo de' Pazzi por su fracaso en Florencia[fte.]
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Emilio Barbarigo y Rodrigo Borgia en el Antico Teatro Romano.

Para 1476, la Orden Templaria estaba bajo la dirección del cardenal Rodrigo Borgia, quien a su vez respondía y pedía la autorización del papa Sixto IV, que daba su aprobación para las grandes medidas que la orden debía emprender. Durante ese año, el papado se vio frustrado en diversos planes por los monarcas y caudillos de varios Estados italianos que no obedecían sus órdenes o simplemente se mostraban autónomos y diferían considerablemente de los intereses del pontífice. Como medida desesperada, Sixto financió la deposición violenta de varios jefes de Estado, aliándose en su mayoría con otros nobles que buscasen el control de la ciudad; de esta forma aseguraba que los nuevos gobernantes fueran completamente afines a sus estrategias y medidas políticas.[1]

El procedimiento funcionó para derrocar al duque milanés de ese entonces, Galeazzo María Sforza, quien se negó a acatar el mandato de Sixto y fue por ello asesinado por tres lacayos contratados por Borgia. Sforza, que había sido un aliado político del príncipe florentino, Lorenzo de Medici, cedió el control de Milán al papado durante los años venideros, y abrió el paso definitivo a los Templarios para buscar obtener el control de las ciudades de la Toscana.[1]

Rodrigo Borgia y Sixto IV se interesaron particularmente en Florencia, y orquestraron un plan con la familia noble Pazzi para realizar un golpe de Estado contra el monarca Lorenzo y su familia, adquiriendo el control de la república y de sus provincias. Emilio Barbarigo, como poseía el control económico de Venecia, recibió la tarea del mismo Borgia de proporcionar las armas e insumos necesarios para llevar a cabo la operación, y el noble veneciano las entregó directamente al patriarca de la familia, Jacopo, y este las repartió a sus diversos sicarios asignados para la misión.

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Jacopo de' Pazzi ruega por misericordia ante un inclemente Emilio Barbarigo.

Sin embargo, la conspiración de los Pazzi fracasó con rotundidad, a pesar de haber logrado asesinar al hermano de Lorenzo, Giuliano. El fracaso motivó que los Médicis efectuaran una inclemente represalia por toda Toscana buscando y castigando a los partícipes del intento de golpe de Estado, siendo el principal agente de Lorenzo el Asesino Ezio Auditore da Firenze.[1]

La caza que los aliados de Florencia realizaron a Jacopo y sus lacayos obligó a Emilio y a Borgia a viajar a Toscana para discutir un plan de protección para Jacopo, donde pensaban reunirse además con los sobrevivientes de la conspiración. La reunión se llevaría a cabo en el Antico Teatro Romano en las afueras de San Gimignano; no obstante, Jacopo asistió solo con una escolta, y apenas se encontró frentes a sus superiores, comenzó a disculparse por sus fallas y acusó de la derrota a su difunto sobrino, Francesco, y también afirmó que Emilio Barbarigo había proporcionado armamento de mala calidad. Borgia se mostró fúrico hacia Jacopo y lo tachó de incompetente e inútil antes de apuñalarlo en el estómago como acto de retribución. El noble florentino imploró misericordia mientras se desplomaba, pero ni Emilio ni Borgia mostraron actos de clemencia. El cardenal volvió a apuñalarlo en el cuello, tras lo cual pasó a dirigirse a Ezio Auditore, que había estado espiando la reunión detrás de unos pilares. Borgia ordenó a sus guardias que apresaran al joven y le dieran muerte, tras lo cual Emilio y él se retiraron. Sin embargo, el Asesino logró librarse de sus captores y evitar a Jacopo el dolor de morir desangrado al apuñalarlo con su Cuchilla Oculta. Tras esto, Auditore procedió a viajar a Venecia, donde se dispuso a continuar la búsqueda de más agentes de la Orden Templaria.[1]

La guerra del florentino Auditore (1485)[]

Auditore: «No tengas miedo.»
Emilio: «No siento miedo, Asesino. Solo me arrepiento… yo quería la unidad… la estabilidad… el orden…»
Auditore: «A un gran costo.»
Emilio: «El progreso exige sacrificios…»
―Ezio Auditore asesina a Emilio Barbarigo [fuente]

Mientras buscaba establecer el control del comercio veneciano, la policía controlada por Emilio libró una breve pero cruente guerra contra el Gremio Veneciano de Ladrones controlado por Antonio de Magianis, que disputaban la posibilidad de liberar el mercado de la Serenísima y quebrar el yugo opresor con que los Barbarigo controlaban la seguridad de la ciudad y despojarlo de sus bienes e influencia económica y política. Emilio se había visto reducido en su arsenal de defensa por suministrar materialmente el fallido intento de golpe en Florencia, por lo que los ladrones de Antonio trazaron y realizaron repetidos intentos de asaltar su hogar, el Palazzo della Seta.[1]

En 1485, Ezio Auditore llegó a Venecia bajo la protección de Leonardo da Vinci, que había sido invitado para realizar trabajos artísticos en la ciudad. Auditore fue testigo de cómo unos ladrones liderados por Rosa, la lugarteniendo de Magianis, asaltaron el palazzo pero fracasaron tras ser recibidos con brutal fuerza de los policías venecianos. Auditore salvó a Rosa y la llevó de vuelta al gremio, donde planeó junto a Magianis de manera más prudente una definitiva jugada contra Emilio Barbarigo.[1]

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Emilio es asesinado por Ezio Auditore en el interior del Palazzo della Seta.

El 11 de septiembre de ese mismo año, Emilio acudió personalmente a su palazzo en compañía de Carlo Grimaldi, confidente de los Barbarigos y miembro influyente del Consejo de los Diez, con quien discutió sobre la fragilidad y vulnerabilidad de sus planes en la república a causa de los repetidos ataques del gremio de Magianis. Carlo culpó frontalmente a Emilio por su descuido, aunque Emilio se excusó alegando que había solución, y que su labor como suministro de armas en Florencia había requerido toda su atención. Emilio se sorprendió cuando Carlo le informó que Auditore llevaba semanas en Venecia, y le informó que Rodrigo Borgia estaba planeando reunirse con todos ellos para planear el asesinato del dogo Giovanni Mocenigo, y advirtió a su amigo que fuera cauteloso. Cuando Grimaldi se marchó, Auditore asaltó el palazzo y dio muerte a Emilio, quien en sus últimos momentos afirmó que sus intenciones nunca fueron erradas, pero aceptó que solo sus medios empleados sí.[1]

Legado[]

La muerte de Emilio Barbarigo ayudó al reestablecimiento del libre comercio interno y exterior de Venecia, aunque también provocó a los demás Templarios liderados por Borgia a que tomaran acciones desesperadas para obtener el control de la república y dar muerte al dogo Mocenigo. No obstante, todos los aliados de Emilio Barbarigo y sus familiares involucrados en la secta fueron asesinados por Ezio Auditore en el transcurso de la década de 1480.[1]

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Cuadro de Emilio Barbarigo

Para el año 2012, el Asesino Desmond Miles utilizó el Animus 2.0 para revivir las memorias genéticas de Ezio Auditore, en las que confrontó a Emilio y a sus aliados. El historiador inglés Shaun Hastings realizó un video biográfico sobre Emilio que fue almacenado dentro del Animus.[2]

Personalidad y rasgos[]

«Emilio asegura ser un partidario de la república… el problema es que, cuando controlas a la policía, los procesos electorales se vuelven… bueno, ineficientes. Igual que, ya sabes, las oposiciones…»
―Shaun Hastings, hablando de Emilio Barbarigo en su entrada del Animus 2.0[fte]
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Emilio Barbarigo se valía de los servicios públicos que financiaba para lograr sus fines.

Emilio Barbarigo fue un brillante estratega de la economía veneciana, logrando provocar una incidencia como ninguna otra en el órgano policial de la república y controlando por medio de la opresión y el despotismo el comercio de la ciudad para sus propios fines. Es posible que Emilio haya establecido la medida para asegurar que solo él pudiera obtener armas en Venecia, asegurando de esta manera que sus enemigos nunca surgieran a una posición lo bastante favorable como para presentar un peligro.[1]

Emilio se diferenciaba a otros miembros de su familia en el sentido de que no estaba continuamente en la búsqueda del poder, sino que al contrario empleaba todos sus recursos para alcanzar sus objetivos a largo plazo. En la Orden Templaria, Rodrigo Borgia dio a Emilio la encomienda de proporcionar armas para el fallido golpe de Estado en Florencia, y a pesar de cumplir con su labor no pudieron evitar el rotundo fracaso de los Pazzi. Emilio también repudiaba a quienes veía en una evidente posición de desventaja, como se vio cuando se burló de Jacopo de' Pazzi por excusarse del fracaso y pedir piedad.[1]

Emilio era posiblemente un amigo cercano de Carlo Grimaldi, ya que fue éste quien personalmente le advirtió del peligro de Ezio Auditore en Venecia. El exceso de confianza de Emilio provocó que subestimara al Asesino, y su inevitable caída en 1485.[1]

Entre bastidores[]

Emilio Barbarigo apareció por primera y única vez en el videojuego de 2009 Assassin's Creed II, como el personaje que servía como nexo entre los Templarios florentinos y los venecianos, y que guió definitivamente al protagonista Ezio Auditore a Venecia a continuar la búsqueda de miembros de esa orden. El personaje fue interpretado por Arthur Holden en el juego, y a diferencia de los demás objetivos, no tuvo muchas apariciones ni le fue dado un pasado detallado y ampliamente descriptivo. Es posible que Emilio sea el único miembro de la familia Barbarigo del juego en no ser un personaje histórico real.[1]

En Assassin's Creed II existe un error de continuidad en lo relativo a Emilio Barbarigo: cuando Ezio Auditore invade el Palazzo della Seta en 1485, Carlo Grimaldi le dice a Emilio que el Asesino llevaba en Venecia unas cuantas semanas. Esto es una equivocación por parte de Ubisoft, ya que el juego mismo establece que Ezio había llegado a la ciudad en 1480, por lo que habían pasado cinco años desde su arribo cronológicamente. No obstante, debido a que los diálogos en tiempo real del juego son mayor evidencia del tiempo transcurrido, el artículo asume que Ezio llegó a Venecia en 1485.[1]

Tras la muerte de Emilio, un retrato de él puede verse en la galería de la habitación de Ezio en la Villa Auditore; ese mismo cuadro aparece en la película corta de 2011 Assassin's Creed: Embers.[3]

Apariciones[]

Curiosidades[]

  • Cuando Emilio mató al Dogo, utilizo un veneno que pasó desapercibido por no tener olor, sabor o color, este veneno era la "Cantarella", un veneno creado con arsénico mezclado con viseras de cerdo secas.
  • Históricamente hablando, se sabe que este veneno fue utilizado por los Medici, Borgia, Orsini, Sforza y, claramente, los Barbarigo.

Galería[]

Notas y referencias[]

  1. 1,00 1,01 1,02 1,03 1,04 1,05 1,06 1,07 1,08 1,09 1,10 1,11 1,12 1,13 1,14 1,15 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas AC2
  2. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas ACII
  3. Assassin's Creed: Embers

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