El sable sirio.
El sable sirio, o espada antigua de siria,[1] fue una cimitarra usada por los Asesinos Levantinos durante la Tercera Cruzada. Como una de las espadas más mortíferas en su arsenal en ese momento, su uso estaba restringido a aquellos que habían alcanzado el rango de Maestro Asesino. El espada continuó siendo utilizada a lo largo de los muchos siglos que siguieron, extendiéndose incluso a las tiendas de herreros en Italia, aunque su prestigio y eficacia disminuyeron significativamente.
Descripción[]
Como sable, el sable sirio se diferenció de otras espadas en el arsenal de Asesinos durante las Cruzadas al ser curvos y de un solo filo. Tenía una hoja afilada superior a la de las espadas rectas típicas de este período en el Levante. La empuñadura era de oro elegante y un diseño majestuoso y elaborado. En particular, el travesaño era asimétrico, con la barra trasera afilada en forma de serpentina mientras que su contraparte delantera estaba curvada hacia abajo para conectarse con el pomo para servir como un guardamanos completo.[2]
Historia[]
Como arma poderosa otorgada solo a los Maestros Asesinos, fue el arma de elección para Altaïr Ibn-La'Ahad durante sus operaciones en 1191. Lo manejó en su misión con Malik y Kadar Al-Sayf al Templo de Salomón y en la defensa de Masyaf contra la invasión templaria que siguió, solo para ser privado de ella en su degradación por Al Mualim por sus transgresiones en la misión anterior. Al escalar de nuevo al rango de Maestro Asesino, Al Mualim le otorgó la espada una vez más.[2] Inmediatamente después, la llevó a su intento asesinato de Roberto de Sable en Jerusalén, combatiendo al señuelo del Gran Maestro, Maria Thorpe y luego en la Batalla de Arsuf donde finalmente mató a Sable en un juicio por combate. Fue con esta espada que derrotó al traidor Al Mualim a su regreso de Arsuf.[2]
En el año que siguió, sin embargo, volvió a emplear la típica espada de doble filo con forma de águila de Asesinos intermedios, y finalmente la favoreció como su arma icónica y personal.[3] La espada de Altaïr, como se conoció, finalmente sustituyó al sable sirio de Altaïr cuando fue refinado para convertirse en una de las hojas más letales hasta al menos el siglo XV.[1][4][5]
Los sables sirios fueron vendidos por herreros en ciudades italianas como Florencia, Venecia, Forlì, San Gimignano, Monteriggioni, y Roma durante el Renacimiento. A diferencia de las creadas por los Asesinos en la Tercera Cruzada, estos sables sirios fueron inferiores en eficacia a muchas espadas italianas contemporáneas.[1] Durante este período, los herreros de Constantinopla en el Imperio Otomano también proporcionaron estos sables a sus patrones.[6]
Estadísticas del arma[]
| Era | Daño | Velocidad | Bloqueo | Costo | Disponibilidad |
| Siria, siglo XII | 4* | 4* | 4* | N/A | Bloque 8 |
| Italia, siglo XV | 1 | 2 | 3 | 2,300ƒ | Secuencia 3 |
| Roma, siglo XVI | 3 | 4 | 1 | 7,920ƒ | Secuencia 6 |
| Constantinopla, siglo XVI | 2 | 4 | 3 | 11,960 
|
Secuencia 5 |
*En el Animus 1.28, no había estadísticas específicas de Daño, Velocidad o Desvío. La fuerza de las armas se basaba en rangos, con el sable sirio siendo el último de los cuatro.
Curiosidades[]
- En Assassin's Creed II, se ve a Ezio empuñando esta espada durante la ejecución de su padre y sus hermanos a pesar de que anteriormente había recuperado la espada común de la habitación oculta de su padre.
- El sable sirio es la mejor espada en Assassin's Creed. Sin embargo, sus capacidades son considerablemente más débiles en juegos posteriores de la saga Assassin's Creed.
- Olivier Garneau, el CCO de Abstergo Entertainment, poseía una réplica de plata del sable sirio, que se exhibió en su oficina en Montreal.