La Guerra de los Siete Años fue un conflicto internacional desarrollado entre 1754 o 1756 y 1763 para establecer el control sobre Silesia y por la supremacía colonial en América del Norte y la India.
Enfrentó, por un lado, al bloque liderado por el Reino de Gran Bretaña junto a sus colonias americanas, el Reino de Prusia, el Reino de Hanóver y el Reino de Portugal; y por la otra parte el Reino de Francia junto a el Imperio austríaco, el Imperio ruso, Suecia, y el Reino de España.
Fue un conflicto europeo, pero que se extendió en los continentes de África, Asia y América. El escenario de este último también es conocido como la Guerra Franco-India siendo este una parte importante de la contienda. En dicho conflicto, los británicos recibieron ayuda por parte de la Orden Templaria, y los franceses fueron ayudados por los Asesinos.
La guerra terminó con el Tratado de París entre Francia, España y Gran Bretaña y el Tratado de Hubertusburg entre Sajonia, Austria y Prusia en 1763. Se caracterizó en Europa por el asedio e incendio de pueblos, así como por batallas abiertas con masivas perdidas de vidas humanas; en total entre 900.000 y 1.400.000 personas perdieron la vida.
Aunque el Reino de Francia fue derrotado, la pérdida no fue catastrófica. Siguieron teniendo derechos pesqueros en Terranova y los habitantes francófonos de Quebec recibían un trato especial. En relación al Caribe, su principal colonia en dicho mar (Puerto Príncipe, Haití) era la mayor productora de azúcar y su comercio con África y las Antillas estaba en pleno apogeo.