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«Soy un Asesino, sí. Pero ante todo soy un español.»
―Ignacio Cardona en 1937.
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Ignacio Cardona fue un Asesino español activo durante la Guerra Civil Española, en la primera mitad del siglo XX. Es también un ancestro de Charlotte de la Cruz.

Biografía[]

Vida temprana[]

Ignacio nació en las afueras de Sevilla. Cuando joven viajó por el extranjero, pasando por América y Europa e intentando, según sus palabras, llevar algo de justicia al mundo[1].

En algún punto de su vida formó parte de la FAI, Federación Anarquista Ibérica[2]. De hecho, como un anarquista, Ignacio era seguidor de luchadores sociales como Buenaventura Durruti.

La guerra civil[]

Rumbo a Barcelona[]

Con el conflicto ya en curso, Ignacio y un grupo de combatientes, también Asesinos, se enlistaron en el bando republicano. Sin embargo la situación no era la mejor: con pocos recursos, el equipo ya había sufrido al menos una baja en el País Vasco. Por ello decidieron solicitar ayuda a la hermandad londinense[2].

El equipo de Ignacio

Ignacio y sus compañeros dirigiéndose a Barcelona.

En abril de 1937 Ignacio y compañía se dirigían a Barcelona acompañados por un guía. No se encontraban de muy buen humor pues hace poco habían presenciado el bombardeo de Guernica. Aun así, Ignacio quería llegar cuanto antes a su destino.

Al anochecer, mientras acampaban en medio de las montañas, el guía le preguntó si su presencia no se debía a intereses de la hermandad. Sin negar su pertenencia a aquel grupo Ignacio alegó que estaba allí por puro patriotismo. Sin quedar convencido, el guía afirmó que ese sentimiento no duraría mucho en cuanto la verdadera lucha comenzase; sin embargo, antes de poder continuar recibió un tiro en la cabeza.

Ignacio se encuentra con un joven soldado

"Estúpidos e indisciplinados mocosos. Acabáis de matar a uno de los vuestros".

Alertados por los disparos, el equipo se dispersó mientras Ignacio se dirigía al punto de origen de las balas, unas colinas cercanas. Moviéndose con rapidez, y tras desenvainar su hoja oculta, Ignacio se abalanzó sobre uno de los atacantes que para su sorpresa era un joven vestido con los colores republicanos, los mismos que él llevaba. Tras ordenar a su equipo detenerse, el encapuchado reprendió a los chicos pues acababan de matar a uno de los suyos[1].

Llega el apoyo[]

Ya en Barcelona, el equipo se refugió en una casa abandonada. Una noche, Ignacio terminó de beber y tras envolver su vaso en un trapo esparció los trozos alrededor de la entrada. Por más silencioso que intentó ser Glaucia se encontraba despierta, observándole. Ella le invitó a acostarse, él obedeció. Juntos compartieron palabras y un par de cigarrillos. Cuando Ignacio le preguntó por qué no podía dormir, ella explicó que se debía a los horrores que vio en Guernica. La muerte de tantos civiles, niños incluidos, la había trastocado tanto que se sentía abandonada, incluso de Dios[2].

Sin embargo, mientras hablaban, algunos cristales sonaron. Alguien se había acercado. Rápidamente Glaucia respondió lanzando unos cuchillos.

Mientras ella perseguía al extraño, Ignacio y los demás alistaron las armas y apuntaron a los tejados.

Cuando Glaucia logró derribarle y empezaba a amenazarle, Ignacio se dirigió a la zona y decidió llevar al sujeto, que se presentó como Nobby Clarke, a un lugar más privado[2].

Ignacio interroga a Norbert Clarke

Interrogando a Nobby Clarke.

Cuando leyó el telegrama de los Asesinos londinenses, en el que señalaban que estaban enviando a un solo agente para auxiliarles, Ignacio se sintió ofendido. Su equipo había rogado por al menos una docena de hombres, y sin embargo ahí estaba el recién llegado. Un solo hombre. Ignacio no le veía con buenos ojos, creía que se trataba de un aventurero, un hombre sin compromiso con la lucha. Cuando Glaucia le preguntó si sabía luchar, este respondió con una de sus hazañas: el incidente de Tallin. Una célula de templarios aniquilada por completo a manos de un solo hombre, él[2].

Tras oír ello, Dwight, admirado por la historia, fue el primero en darle la mano y presentó al resto del grupo.

El diamante[]

Al día siguiente, Ignacio encargó a Dwight llevar a Nobby a las azoteas para practicar algo de combate. Por su parte exploró la ciudad en busca de armas. Mientras caminaba un hombre le llamó la atención mientras se acercaba. Se trataba de Eric Blair, que había venido desde Inglaterra para apoyar al POUM. Como notó que era un recién llegado, se ofreció a presentarle algunos contactos del mercado negro que podrían ayudarle.

Ignacio conoce a Orwell

Conociendo a Eric Blair, futuro autor de "1984".

En el lugar, una carnicería, Ignacio no encontró armas de su interés. De pronto unos disparos sonaron cerca. Tras salir del local, Ignacio se dirigió raudo al origen del escándalo[2]. En el camino llamó a sus compañeros, que continuaban practicando con Clarke.

Se trataba de una refriega entre anarquistas y comunistas, una escena que a Ignacio no le agradaba. Preguntándose si los Asesinos debían combatir al lado de un bando en particular, las opiniones de Dwight y Miguel salieron a flote, generando una discusión que empeoró la situación.

Ante la preocupación de Ignacio, Nobby sacó de su abrigo un diamante, ofreciéndole un modo de detener el conflicto. Sintiendo que el objeto le susurraba, Ignacio se acercó y lo tocó. Ni bien lo hizo, del diamante emergieron unas criaturas con forma de serpiente que envolvieron a sus compañeros, asustándoles. Los ojos de Ignacio se iluminaron mientras sangraban, a la vez que Clarke le insinuaba que debía usar el poder del artefacto para detener la pelea. A pesar de la insistencia de este, el español se negó.

Ignacio toca el Koh-i-Noor

Activando el Koh-i-Noor.

Débil, se desmoronó y soltó el diamante. Las criaturas alargadas entonces se desvanecieron.

Mientras sus compañeros se acercaban para ver cómo estaba, Ignacio pudo ver en un tejado cercano a un hombre de negro, observándole[2].

La cruz[]

El hombre de negro había estado siguiendo a Nobby por meses, así que aprovechó la conmoción para atacar; pero el grupo de Cardona no le permitió acercarse al diamante, por lo que decidió llevarse más bien a Ignacio usando unas bombas de humo[3].

Dos días después de lo sucedido, Ignacio no recordaba muy bien lo sucedido. De hecho, el hombre de negro, que se presentó como Albert Bolden, el Cruz Negra, ya le había contado la misma historia tres veces.

Albert le explicó que había sido usado como un conducto para liberar el poder del diamante, algo que casi le costó la vida.

Mientras pasaba el tiempo, Ignacio recordó que Bolden era un templario por lo que arremetió contra él. Este esquivó sin esfuerzo sus ataques y hasta previó que intentaría tomar un bisturí de una mesa cercana. Sin perder la compostura, el templario le pidió sentarse y le explicó cómo conoció a Rufus Grosvenor, el hombre que se había hecho pasar ante el grupo de Ignacio como Nobby Clarke[3].

Ignacio ataca a Albert

Ignacio atacando a Albert Bolden.

Tras eso, le alcanzó un plato de comida. Mientras se vestía, el Asesino mencionó que tenía un deber por su cuenta que era cuidar de sus compañeros. Aunque Albert mencionó que ellos ya habían abandonado Barcelona, Ignacio no le creyó e intentó atacarle por la espalda. Tras librarse de él, el Cruz Negra afirmó que partirían esa misma noche.

Ignacio seguía sin confiar del todo en su acompañante. Albert le explicó que durante su ausencia Rufus podría haber convencido a su equipo de cualquier cosa, como hizo con el verdadero Nobby Clarke, que se había suicidado tras conversar un par de horas con él[3].

Ya listos, un grupo de hombres esperaba al dúo. Ignacio se vio sorprendido pues se trataba de revolucionarios. En el camino, Ignacio preguntó cuáles serían las verdaderas intenciones de Grosvenor. Bolden supuso que quería usarle para así controlar el poder del Koh-i-Noor.

Tras pasar Lleida, encontraron el lugar donde les esperaba su enemigo: una iglesia abandonada[3].

Los instrumentos[]

Analizando sus opciones, la pareja decidió entrar sola a la boca del lobo. Además, Grosvenor señaló a la distancia que solo ellos podían entrar[4].

Ignacio y Albert esquivan a los Asesinos

Enfrentando a sus antiguos camaradas.

Mientras se acercaban, Ignacio advirtió a Bolden de no intentar matar a sus compañeros. Poco después, Dwight y Miguel se lanzaron desde los techos de unas casas para atacar, pero Cardona fue capaz de avisar al templario a la vez que lanzó unos cuchillos para repeler el ataque. Sus compañeros cayeron bruscamente gritando de dolor[4].

Mientras Dwight se quitaba el cuchillo del hombro alegó que el supuesto Clarke les había contado la verdad, que Ignacio había estado coludido desde un inicio con Bolden, un templario. Cardona respondió señalando que les estaba usando para sus propios fines.

Paralelamente, Miguel apuntó a Albert, que se encontraba detrás de él. Ignacio señaló que ese no era el modo en que debían actuar, pero Miguel dijo que sus reglas no tenían valor alguno si sus enemigos las quebrantaban. Carasso continuó hablando; Grosvenor les había dicho que el diamante podía ayudar a detener la guerra en España, la guerra en todo el mundo, para siempre, solo si Ignacio volvía a tocarla. Este, con pesar, se negó diciendo que si lo hacía podría morir.

Mientras ellos discutían, Dwight se acercó por detrás al templario e intentó atacar. Aunque Albert consiguió esquivar el golpe, la brusquedad generó que el fusil de Ignacio se disparase, dejándole sordo por un momento.

Impotente, Ignacio observó cómo Bolden desviaba la hoja de Miguel hacia el torso de Dwight[4]. Mientras tanto, Glaucia se aproximaba por detrás y le susurraba con un cuchillo en mano. Ignacio intentó razonar con ella, pero sus palabras cayeron en oídos sordos.

Tras librarse de Miguel, Albert lanzó su alfiler hacia Glaucia pero terminó cayendo sobre la mano de Ignacio. Este aprovechó la distracción para golpearla y dejarla inconsciente. Tras recibir un pañuelo de Bolden, el Asesino se levantó y siguieron las huellas de Miguel en el suelo.

Ya en la iglesia, Ignacio y Albert buscaron a Rufus sin éxito. El Asesino recordaba que aquella villa estaba en manos de los anarquistas, confiados en que no necesitaban ayuda para subsistir. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando descubrieron lo que en verdad había pasado: delante de ellos, sobre una pila de cadáveres, se hallaba Rufus con los brazos abiertos.

Ignacio acepta el Koh-i-Noor

Con el Koh-i-Noor en mano, este señaló que, aunque no era el huésped perfecto, Ignacio era el único modo viable para desatar los poderes del artefacto. Mientras tanto, Glaucia y Miguel se acercaban a ellos. A pesar de las súplicas de Albert, Cardona tomó nuevamente el Koh-i-Noor. De pronto comenzó a gritar de dolor mientras su cuerpo entero irradiaba energía. Grosvenor le ordenó concentrarse para controlar el artefacto, pero Ignacio, con el rostro desencajado, solo dijo: "El mundo ya ha tenido suficientes maestros". Entonces el diamante explotó, destruyéndose.

El Koh-i-Noor se destruye

"Destruyendo" el Koh-i-Noor.

La explosión no solo liberó una onda de energía que desmoronó la iglesia sino también liberó unas proyecciones con forma de toros que recorrieron los alrededores. La construcción quedó reducida a escombros[4].

Horas después, ya de noche, Albert salió de entre los restos del templo y ayudó a Ignacio a hacer lo mismo. Cuando este preguntó por Glaucia, el templario dijo que la vio huir junto con Grosvenor. Supuso que podrían haber partido rumbo a Estados Unidos[4].

Mientras se recuperaba, Albert le dijo que era un buen hombre y que temía que hubiese muerto. Ignacio, por su parte, reveló que el Koh-i-Noor no estaba destruido sino que todo se trató de una ilusión creada mientras lo tuvo entre sus manos. Reconociendo la inteligencia de esa jugada, el Cruz Negra prometió que permanecería en España para cuidar del diamante mientras se encontrase debajo de aquellos escombros, y tal vez ayudarle a luchar contra los fascistas.

De pronto se oyeron sonidos de aviones, bombarderos alemanes. Albert Bolden señaló su temor respecto a la cada vez más poderosa Alemania nazi[4].

Ambos, Asesino y templario, continuaron combatiendo juntos en la guerra al lado de otros soldados. Al menos una fotografía quedó como registro de sus aventuras, la cual terminaría pasando a los archivos de la hermandad[1].

Protegiendo el Koh-i-Noor[]

Terminada la guerra civil muchos niños perdieron a sus padres y quedaron abandonados en las calles. Ignacio y Albert, previendo la importancia del Koh-i-Noor, decidieron acoger a huérfanos y delincuentes juveniles para entrenarlos. De ese modo se aseguraron de mantenerlo a salvo de Asesinos y templarios por igual[5].

Los huérfanos

Los guardianes de la "Montaña de Luz" no solo se valieron de las técnicas de combate que aprendieron sino del mismo diamante, que estando bajo tierra les otorgó longevidad y vitalidad.

Legado[]

Los esfuerzos de Ignacio y Albert permitieron mantener protegido el Koh-i-Noor de manos ambiciosas, sin embargo no previeron que entraría en escena un tercer bando además de Asesinos y templarios: los Instrumentos de la Primera Voluntad.

En agosto de 2018, Charlotte de la Cruz, descendiente de Cardona, revivió sus recuerdos con el fin de descubrir el paradero del Koh-i-Noor antes que los Instrumentos. Para su sorpresa, de algún modo Juno le impedía avanzar con las sesiones apropiadamente por lo que para continuar fue necesaria la intervención de Otso Berg[3].

Curiosidades[]

  • En una de las portadas del séptimo número de Uprising, realizada por sunsetagain, puede observarse a Ignacio con una chaqueta de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo). Sin embargo, en ningún momento de la historia se confirma que perteneció a tal agrupación.

Apariciones[]

Galería[]

Fuentes y/o referencias[]

  1. 1,0 1,1 1,2 Assassin's Creed: Uprising #05
  2. 2,0 2,1 2,2 2,3 2,4 2,5 2,6 Assassin's Creed: Uprising #06
  3. 3,0 3,1 3,2 3,3 3,4 Assassin's Creed: Uprising #07
  4. 4,0 4,1 4,2 4,3 4,4 4,5 Assassin's Creed: Uprising #08
  5. Assassin's Creed: Uprising #09
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